Quisiera compartirlo con birra, pero toca con café. Ya verán por qué.
Cuando volví de vacaciones, visité a mi nutricionista con quien llevo poco más de un año en el proceso de aprender a comer saludablemente para hacer el recuento de los daños de todo lo comido en esos días.
Si bien me sentía
un poco más “rellena” el resultado fue mucho peor de lo esperado, tanto que mi
nutricionista se impresionó porque el aumento de grasa era inclusive superior al que tuve en diciembre, el mes en que todos por tradición nos ponemos gorditos y bonitos.
Esto realmente afectó
mi estado anímico no por subir o bajar kilitos, sino, porque hace unos meses
recibí un diagnóstico de desgaste prematuro de discos lumbares y el único
camino posible para evitar una cirugía en la columna es desarrollar el músculo
suficiente para darle soporte a la espalda. Y pues entre más grasa
tenga, más difícil va a ser generar músculo.
Si les comparto
esto es por dos razones:
1. Luego
de varias preguntas sobre cómo me sentía, cómo estaba durmiendo, que tan
ansiosa estaba, etc., concluimos que mis vacaciones eran inocentes de la falta
cometida y que el culpable era mi estado emocional actual.
Descubrimos que
mi realidad actual me genera cantidades increíbles de estrés que mi cuerpo está
canalizando en aumento de grasa y una necesidad estúpida de azúcar y porquerías que he estado supliendo sin control (bien dicen que el estrés es la enfermedad del siglo
XXI).
Y es que necesito
realmente alcanzar los resultados para evitar la cirugía, pero todo el tema interno que atravieso me está impidiendo avanzar. Sin embaro, ella me dijo algo muy cierto:
- Mari, no deje que
las circunstancias afecten sus metas y objetivos.
Y ojo que en mi
caso se trata de un tema de salud, pero bien puede tratarse de temas de pareja,
familiares, económicos, laborales, etc. que nos estén cortando el avance. El consejo aplica para todo y para todos, ahí
les dejo la espinita.
La segunda razón:
2. Decidí
compartir mi #OperaciónEspalda en el blog y redes sociales porque al hacerlo público se hace
para mi más real y la motivación crece.
Se que tengo una
razón súper importante y un deseo enorme de no pasar por una cirugía, y quizás debería
ser suficiente para lograrlo, pero se que muchos se van a identificar con que a
veces las ganas no bastan y se requiere de algo más que termine de empujarnos
hacia adelante.
El ejercicio y yo
siempre hemos tenido una relación como de “novios molestos”: nos juntamos,
estamos un tiempo bien, nos peleamos, luego nos reconciliamos y volvemos a
intentarlo solo para alejarnos nuevamente. Con el agravante, de que en medio de
esas “peleas” resucita como consuelo el amor al dulce, la grasa y el pan.
Entonces, es cuando para obtener resultados viene
trabajo en dos vías:
Resolver mis
pendientes emocionales, que como les comenté en mi post anterior está en
proceso; y seguir y seguir insistiendo con el ejercicio y la alimentación sana
hasta que logre lo que algunos traen de fábrica: disciplina; y se forme el
hábito y se haga el monje como dice el dicho. (Ven, por eso era post con café y
no con birra, calorías).
Pues aquí voy:
dos días de haber vuelto a ese lugar mágico/tenebroso llamado gimnasio y de
retomar hábitos de alimentación saludable, entre amor/odio, que voy y vengo... ¡Pero sigo! El que persevera alcanza y un día lograré la disciplina en pro de mi salud y mi espalda ¡A ver si no nos atropellan los
tamalitos de diciembre!.
Mari.
PD: no importa
cuántas veces hayan intentado alcanzar algo y hayan desistido, lo importante es
que nunca dejen de intentar. Tanto va el cántaro al agua que se rompe y en algún
momento el intento se convertirá en acción continua y la meta en éxito.
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El eterno problema del gimnasio es poder encontrar la motivación. Uno sabe que los beneficios del ejercicio son más grandes que la pereza por ir, pero no siempre eso es un incentivo suficiente para ponerse la camiseta (literal) del ejercicio.
ResponderBorrarHace un tiempo había leído un artículo que quizás te pueda ayudar a encontrar los medios para que esa relación con el ejercicio deje de ser de amor-odio: Forget About Setting Goals. Focus on This Instead.
(https://jamesclear.com/goals-systems).
Y uno que aprendí por experiencia propia: no está mal darse un gusto con las comidas de vez en cuando (tamales navideños, los estoy viendo a ustedes :D) si uno compensa con ejercicio ese gusto. Un tamal de vez en cuando acompañado de una caminata de media hora, empate ;)
Con la nutri hicimos un trato: un día a la semana puedo comer lo que quiera. SIEMPRE que haya respetado los otros 6 y haya hecho el plan de ejercicios. Gracias por el comment y el artículo muy bueno! ;)
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