Pues resulta que conocí a un chico (pero alto, aun no se alegren por mi corazoncito que no es la historia que creen.
Este va con birra,
porque pucha... ¿de qué otra manera uno puede tocar ciertos temas?
Empecé a tratarlo y pues que me va gustando. Y cuando mi
racional cae en cuenta de este detalle, empiezan a encenderse 1.209.783.762
alarmas en mi cabeza y mi corazón, algunas conscientes, otras no.
Si gente, así como
lo leen. Tengo tanto miedo de que alguien vuelva a tener la oportunidad de
romperme el corazón, que inconscientemente estoy haciendo de todo para alejar a
esta persona. Yo que soy una fiel defensora del amor, que le paso repitiendo a
la gente que hay que darse el chance y ver que nos trae, de vivir momento a
momento y un día a la vez la vida... Así pues.
Miedo a que llegue
la noche y no pueda dormir porque tengo hecho un puño el corazón, a llorar
hasta quedarme dormida, a ese agujero en la panza que es mil veces peor que el
hambre o la gastritis, a ese nudo de pensamientos que hace imposible el poder
concentrarme en mis deberes, a no volver a tener ganas pero ni de abrir la
puerta de la casa.
Miedo a tener que
volver a juntar los pedazos que me quedaron en el lugar donde estuvo en algún
momento mi alma, a tener que remendar mi corazón para que por las heridas no se
me escape la poca esperanza y fe que quedan en ese sueño utópico que llaman “amor
de pareja” y que a algunos parece que no se nos da muy bien. Se que muchos saben
de lo que hablo... Conocen también todas estas sensaciones.
¿Y saben? No se
vale... Independientemente de este chico, que tiene muchos pro pero también
muchos contra de peso, no es justo para nadie vivir con miedo a sentir... ¡A
SENTIR! Una de las cosas más naturales que hay, que es parte de nuestra
configuración de fábrica y que además es lo que nos permite construir recuerdos
y momentos, quizás algunos no tan bellos, pero a fin de cuentas parte de
nuestra historia y de lo que somos.
Y con esto no quiero
decir que nos tiremos siempre al agua, porque a veces las alarmas están súper
justificadas y a 15000km se ve que es la persona equivocada; sino que cuando
conocemos una persona buena, deberíamos de darnos ese chance de ver que pasa,
jugar el cartón como en el bingo y ver si los números son los justos para
ganarnos el premio. Un riesgo controlado quizás.
Y en esto del amor,
nosotros podemos ser héroes y villanos, ser heridos pero también herir. Y pues
así como nosotros no tenemos por qué pagar los platos que otros rompieron,
nadie tiene por qué pagar los nuestros. Nadie debería ser lastimado por
nuestras dudas y nuestros miedos. Nadie debería soportar nuestra carga.
Entonces ¿cuál es la
conclusión? Pues tengo varias:
1. Que probablemente es tarde ya para arreglar
el autosabotaje si quisiera hacerlo. Si bien quizás las cosas no se dieron
porque no convenían, también dentro del libre albedrío que todos tenemos yo
tuve mucho que ver en que sea de esa forma.
2. Que todos, debemos de aprender de los errores
que cometimos en el pasado, debemos tomar la lección, soltar todo lo demás y
seguir. Para no vivir así como yo me descubrí, con miedo a sentir hasta una
cosquillita en el corazón
3. A veces en la vida, hay que tomar más riesgos.
Cuidar tanto el corazón quizás evita que nos lo rompan, pero también que nos
amen. Y creo que nadie debería comprar el cartón de bingo pensando que no va a
ganarse algo porque entonces ¿Pa’que lo compramos?
Así que si alguno
está como yo... ¡Tome un riesgo controlado y deje de autosabotearse! Dese la
oportunidad de cometer errores, de jugar el cartoncito, de hacer la luchita
como decimos. Las probabilidades de éxito cuando se intenta pueden ser 50-50%,
pero cuando no son de 0%. Cada uno elige.
Mari.