Este va con cafecito, porque martes a las 5 de la tarde...
Hace unos días me encontré este tuit y me quedó dando tumbos en la cabeza. Primero pensé: - Tiene razón, las mujeres de cuerpo “perfecto” solo están en las portadas retocadas de las revistas o en la pantalla de TV.
De inmediato,
vino a mi cabeza una excompañera de trabajo que tiene una genética
privilegiada: uno la veía comer como si no hubiera mañana, sabía que no hacía
mas ejercicio que el de mover el brazo para agarrar los cubiertos y aún asi
tenía un cuerpazo ¿Ella… no es una mujer real entonces?
¿Y que me dicen
de las que tienen un estilo de vida fitness o son deportistas? Dan todo de si
en sus entrenamientos y sacrifican gustitos de comida porque están totalmente
comprometidas con su salud. Pues según ese criterio si no tienen rollitos… Tampoco serían reales.
Personalmente
estoy 200% a favor de amarnos y aceptarnos tal cual somos, de hacer las pases
con nuestro cuerpo y no limitar nuestra felicidad, autoestima y seguridad a una
figura determinada. Pero esa aceptación incluye TODAS las formas y tamaños, con
o sin rollitos, con o sin curvas, con o sin etcétera.
Afirmar que todas
las mujeres reales tienen “rollitos, celulitis y estrías” y que las que no son
así están en el porno es también discriminar, señalar y juzgar la diversidad
que la naturaleza con toda su magia creó; es echar por la borda la lucha que
muchas personas en general, no solo mujeres, han llevado por años para dejar de
decirle a otros como deben verse y como debe ser su cuerpo.
Si queremos que
al amor propio florezca y se multiplique, es necesario que dejemos de
estereotipar en todas las formas existentes, de comernos a “esa que solo pasa
metida en el gimnasio y fijo es una superficial llena de operaciones”, de
cuchichear de “aquella que fijo tiene un desorden alimenticio porque más carne
un taco de queso” o a la de más allá “que ya está rica para diciembre”.
ACLARO: no me
estoy burlando, son algunos comentarios reales que tristemente he escuchado y
que en muchas ocasiones, vienen de las mismas mujeres que quieren que otros
acepten sus cuerpos, pero critican los de otras que sean diferentes.
Entonces ¿Quién
es una mujer real? ¡Todas! Porque sin importar las dimensiones de nuestro
cuerpo tenemos un alma llena de sueños y un corazón latiendo en nuestro pecho
con capacidad de amar, dar, recibir y sentir.
Si queremos de verdad aportar a un mundo donde el amor propio le gane a los complejos, debemos no solo aceptar nuestro cuerpo sino respetar el cuerpo de los demás. Y entender además que la aceptación no está divorciada de la mejora, y que es perfectamente válido trabajar por mejorar y/o cambiar, siempre que esto venga desde el amor y la propia decisión y no desde los complejos, el deseo de complacer a otros o de "encajar".
La verdadera victoria no es solo aceptar los rollitos, es aceptar, amar y respetar TODAS las formas, tamaños y colores que un cuerpo puede tener.
Mari.
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