Cómo (no) ser más productivo en esta pandemia

Este va con birra, porque llovía y lo ameritaba. 
No. 
En realidad solo quería tomármela.

Porque yo como miles si no millones de personas estamos tratando de acomodarnos lo mejor que podemos a la situación mundial. Primero diciéndonos “esto pasará en unos días”, pasando al “es cosa de semanas” y luego adaptándolo a “quizás un par de meses más”.

Pero la realidad es que la vida como la conocimos antes del coronavirus, esa de la que nos quejábamos a diario, no volverá más. No soy pesimista, ustedes me conocen por acá, saben que siempre trato de ver lo positivo o al menos la lección de cada situación y justo por eso se que una nueva etapa en nuestras vidas ¡que digo en nuestras vidas! En el mundo entero inició.

 
Medio masticando lo anterior, y tratando de digerirlo poquito a poquito es que estoy en una nueva lucha: adaptarme a la nueva realidad. Una que trae hábitos nuevos y un nuevo estilo de vida (hasta en pandemia me niego a usar tan frecuente esa palabra llamada “rutina”).

Y en esa lucha vi a todo mundo diciendo cosas como que teníamos que ser productivos en esta cuarentena, que aprender un idioma, que tomar un curso, que bajar la panza, que rediseñar la casa, que desarrollar el emprendimiento, que las clases de cocina, y un sinfín de cosas.

Yo lo compré de una y me dije a mi misma: Mi misma, póngase las pilas porque nunca quizás vaya a tener tanto tiempo libre como en este momento. Y pues me hice una rutina semanal con los deberes del hogar, el trabajo, el repaso al inglés, dos cursos nuevos en línea, el ejercicio, las clases de guitarra y hasta para pensar en un negocio propio.

¡No les puedo explicar el nivel de estrés que sufrí esa semana tratando de cumplirlo! Hasta si me acostaba 15 minutos tarde me robaba la paz porque entonces Michi no iba a dormir las 8 horas que siempre se quejó de que por horarios no podía tener.

Pero seguí leyendo a todos los que estaban siendo productivos y los expertos que dicen que debemos serlo. Entonces le hice unos ajustes: le quité un curso en línea, dejé lo de las clases de guitarra solo si tenía ganas y tiempo y me dejé un par de horas para ver alguna película o serie en Netflix.

Dormí pésimo toda la semana y volví a tener algunos pequeños cuadros ansiosos que tenía ratos de no enfrentar. Empecé a autoanalizar mis pensamientos a ver si estaba quizás más afectada por la pandemia de lo que creía, a ver que podía ajustar, si me levantaba más temprano, si comía diferente, si más ejercicio…

Hasta que participando de una charla online el instructor dijo: 

-       Dejen de meterse tanta mie%&$ en la cabeza. Estamos en medio de una pandemia ¿no se dan cuenta? La vida entera nos está cambiando. Usted no tiene que ser productivo en su tiempo libre, usted tiene nada más que enfocarse en estar bien, en sentirse bien. Tome sol un rato y respire. Lo demás es secundario.

Y con esas palabras el cielo se abrió para mi y me llegó la iluminación divina: ¡Pucha Mari, te estás presionando demasiado! Y es que yo no se ustedes, pero yo he buscado en todo mi disco duro y mi configuración de fábrica y no encuentro ningún botón que diga “Modo pandemia, active aquí”. 

Como les comenté en mi Instagram (los invito a seguirme, soy bien aburrida pero mis memes son calidad) lo que está pasando ninguno lo había vivido pero ni de lejos, entonces ¿cómo uno se prepara en un par de semanas a que la vida y el mundo cambiaron? Por mejor que lo tomemos no podemos decir que nos fluye natural.

Además, no todos nos hemos visto circunstancialmente afectados de la misma manera, tenemos diferentes realidades por lo que es imposible pretender que todos vamos a procesarlo y sobrellevarlo igual ¿Que nos tenemos que adaptar? ¡Si claro! Pero eso es como los bebés aprendiendo a caminar: unos se levantan y de una salen corriendo, otros dan pasitos agarrados a algo para tomar confianza y otros aprenden al puro golpe.

Forzarnos a dar el paso y salir corriendo solo porque otros lo hacen y lo dicen – siguiendo el ejemplo anterior – no nos va a enseñar a caminar más rápido, lo que va a hacer es que nos vayamos de narices contra el suelo una y mil veces. Cada quién tiene su tiempo. Cada quién tiene su ritmo y su momento. Y está bien, es más ¡está perfecto! Porque somos seres humanos únicos.

Si en su tiempito libre quiere tomar un curso, aprender algo, retarse a ver cuantos libros puede leer, dormir más horas, empezar a darle forma a esa idea de negocio que le ha bailado en la cabeza por tiempo, maratonear series de Netflix, bajar un toque la pancilla, o simplemente echar sopa de techo todas las noches ¡Hágalo! Pero porque usted quiere, porque lo llena, porque lo hace sentir mejor, no porque TIENE que hacerlo ¡Gente esto es una pandemia, no una competencia! No le meta más presión al día del que por si ya tiene. 

Así como nos lavamos las manos, usamos alcohol en gel, aplicamos distanciamiento social, seguimos cada protocolo en pro de nuestra salud física, ocupémonos de nuestra salud mental que es igual de importante. La única tarea debe ser bajarle rayitas al estrés y la ansiedad y aunque parezca imposible, vivir y no solo sobrevivir el momento.

La vida cambió y por más que queramos, nada va a volver a ser lo que era. Miles de vidas se han perdido, pero quiero creer sinceramente en que eso puede dejarnos algo bueno: aprender a valorar cada segundo de vida que tenemos y vivir cada momento con intensidad. 

Porque no hay dinero, ni título, ni posesión material que compre la bendición de estar aquí hoy, de poder respirar y sentir como se nos llena el cuerpo de vida y de energía. Ayer se fue y el mañana es un incierto, pero hoy es un regalo, un presente que no podemos desperdiciar en tributo a todos esos que hoy ya no están. 

Esto no es fácil. No tiene que levantarse todos los días como una máquina de felicidad a producir y sonreir. También se vale tener el ánimo bajito a veces, no bañarse y quedarse tirado en el sillón ahí como descargado. Es natural. Pero después de eso levántese al otro día con una actitud positiva, con la vibra más alta y el corazón más dispuesto.

Cierro con algo que siempre me ha ayudado en mis momentos difíciles: así como lo bueno se acaba, lo malo también. En medio de la oscuridad de la noche, podemos ver la magia de las estrellas antes de un nuevo amanecer.


Mari-Paz
(Paz a partir de ahora, porque me lo repito cada momento hasta que me lo grabe profundamente)





Share this:

ABOUT THE AUTHOR

Hello We are OddThemes, Our name came from the fact that we are UNIQUE. We specialize in designing premium looking fully customizable highly responsive blogger templates. We at OddThemes do carry a philosophy that: Nothing Is Impossible

0 Comments:

Publicar un comentario